Muchos pacientes están preocupados por la estética de su sonrisa, ya sea por el color de los dientes, malposiciones, ausencias dentarias o desgastes. La ortodoncia es un tratamiento capaz de normalizar la posición de los dientes y, en su caso, mejorar la relación entre la parte superior e inferior de la boca para que encajen bien.

¿Cuándo proceder a tratamiento de ortodoncia?

En niños o adolescentes, es posible actuar sobre los huesos que soportan los dientes para coordinar el crecimiento cuando el problema es esquelético. De esta manera, mediante la ortopedia dentofacial, se consiguen armonizar los maxilares y será mucho más fácil el tratamiento de ortodoncia posterior.

En pacientes adultos no tenemos posibilidad de modificar el crecimiento dado que este ya ha finalizado, pero cada vez son más las personas que a cualquier edad recurren a la ortodoncia para mejorar su sonrisa. En estos casos, si existe una descompensación en el esqueleto, se intenta camuflar modificando la posición de los dientes, y además la ortodoncia funciona como complemento en otros procedimientos para poder restaurar el tamaño y la función dental. Con ello nos beneficiamos del resto de tratamientos dentales con mayores garantías. Por ejemplo, podemos cerrar espacios de dientes perdidos o enderezar dientes inclinados poder colocar implantes en las condiciones idóneas reemplazando piezas extraídas.
Y aunque mejorar la sonrisa es lo que más nos preocupa, ya que la estética es lo que el paciente suele valorar, unos dientes bien alineados aportan otros beneficios a la salud de tu boca y a tu bienestar general.

Los beneficios de la ortodoncia

Cuando existe apiñamiento, la retención de alimentos es frecuente e incómoda. Una vez corregido, la higiene será mucho más fácil, ya que evitamos recovecos y sitios menos accesibles al cepillo. Además de que la limpieza será más sencilla y efectiva, este mejor control de la placa bacteriana nos hará menos susceptibles a la caries y a las enfermedades de las encías, por lo que podemos mantener una dentadura sana y alargar la supervivencia de la misma.

La propia fisiología del aparato masticatorio tiene mecanismos de auto-limpieza, que funcionarán mejor con una oclusión normalizada, con un reparto equilibrado de los contactos al morder y una correcta función de la musculatura peribucal y lengua. De igual manera, al colocar los dientes fisiológicamente, estos contactos bien repartidos hacen que mecánicamente la masticación sea más efectiva con el menor desgaste posible, soportando mucho mejor el paso del tiempo y minimizando el deterioro natural.

Por otro lado, al obtener una relación armoniosa entre los dientes y la cara, nuestro aspecto mejora. Muchos estudios demuestran que una sonrisa bonita y saludable aumenta la autoestima; y desde el punto de vista psicológico, factores como la sociabilidad y la confianza se ven claramente reforzados en personas que sonríen sin complejos.

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